Delirio epistolar VI

Rey del maldito reino:

No giraste para verme antes de irte. Yo esperé, para sostener la mirada valiente del que no espera nada. Nada, nada. Ninguna arquetípica despedida. Nada de no-quiero-irme-pero-me-voy (que hastío!).

Unas horas antes me habías prometido recordarnos como antes… un nosotros genuino, anterior a las agujas y al llanto y a ese día de lluvia en que saliste con odio a reprocharle al aire y te robaron la bici y la compu con tus mil drafts irrecuperables y la poca esperanza que guardabas ahí adentro, en constelaciones de notas de escritorio.

Pistas, palabras, teléfono inútil, esperanza, idea, frase, esperanza, clase, horario, esperanza, traducción, esperanza, ide-ota, esperanza. Delete.

Yo podía entender tus desmesuras, pero no coincidían con las mías. Era imposible compartirlas. “Te amo pero quiero ser feliz” – te dije, y entendiste. Creo que nunca voy a poder unir ambas cosas en nadie, reflexionaste tristemente. Esa es mi condena, dijiste y me diste una pena. Te mire como mira un padre a un hijo dolorido, como a si mismo (imagino) se mira un anciano frente al espejo, como mujer besando una cicatriz.

No creo poder pisar tu maldito reino algún día, ni quiero… pero sigo entendiendo tus desmesuras. Entre amantes, blocks de notas, esperanzas, las entiendo. Delete.

malditaprincesahuida.

 

 

 

Delirio epistolar IV

Mi querido REYSOL:

Te escribo desde la fiesta que cada mediodía sucede en el patio de mi casa… inspirador paisaje que da ventaja a la cursilería. Decidida, después de pasar un buen rato apoyando mi dedo índice sobre las palabras del poema que nos elegimos. El juego consiste en tapar lo que va sobrando en algunas oraciones… dejar sólo las palabras y mirarlas de cerca, con un ojo grande y cerrado y el otro abierto. Creo que me viste jugando en la playa y que te dejé verme, admirada. Deberías probar, Paco estaría de acuerdo.

 

(OJOS GRANDES, SERENOS

Andando, el barro nos llega a las caderas. Calmando
algunas inquietudes, han nacido otras. Rodamos
sobre nuevos remansos.

Nadie vuelve; es ahora el momento del amor. El deseo
es una ola suave; aquí en la orilla, con la mano firme,
detrás de los juncos, frente al sol.

Volarán los pájaros silvestres, las islas vencerán a las
palabras: el silencio sagrado sobre el mundo.

Iremos a la hoguera con los grandes herejes. )

 

Por otro lado, debes saber que embarrarse y leer poemas sobre el barro, limpiar la cocina a las 3 de la mañana, invitar a la casa de todos, enamorarse de la misma mujer-cantante (también) y desayunar te con empanadas me parecen (hoy) partes imprescindibles de un plan perfecto.

 

Espero no pienses que he sido mal/educada, con eso de que no te esperé para empezar el domingo: de seguro entenderás que de suceder el encuentro espero estar mejor preparada (ese día sólo contaba con mi vestido de princesa!).

princesaluna

(bronceada)